1990 se presentó como un año impetuoso para sus intereses, ya que de la mano de Galería Bennàssar prepararía una colección que presentaría en Arco, con una de esas obras que crearía en Doñana. El artista recuerda esos días por la difusión de su actividad, siendo protagonista en el informativo de TVE donde le entrevistaron como el mejor artista joven en la Feria de Arte Contemporáneo (Arco), resaltando que se habían vendido todas sus obras. Gracias a esa aparición consiguió numerosos contactos que impulsaron su carrera y conoció a Manolo Escobar que era un aficionado al arte, surgiendo una entrañable amistad que perduraría hasta su muerte. Ese mismo 1990 pasaría tres meses en Nueva York realizando una pintura sobre hormigas que tituló “Más de 1.000” y que adquiría un prestigioso coleccionista. Conoció a Roy Lichtenstein, relevante artista del arte pop, dibujante, escultor y músico de jazz que casualmente también nació un 27 de octubre. Se entrevistó personalmente con el galerista Leo Castelli quien podía presumir de haber tenido el lugar comercial de arte más destacado del mundo, entre Madison y la 5ª Avenida de Nueva York. En ese periodo conocería a la actriz estadounidense Lauren Bacall. Nueva York le abrió los brazos y le embaucó haciéndole sentir que tocaba el cielo, pero aquel ritmo era muy acelerado y difícil de soportar.
Toma la acertada decisión de regresar a Mallorca para fortalecer la relación sentimental con Pilar, el amor de su vida. Se ubicaron en Binissalem, Pilar, su hija Marina y Luis, posteriormente nacieron los hijos de ambos, Luis y Alejandro.
Su lista de exposiciones sería interminable, como lo son sus viajes, sus anécdotas, sus peripecias, sus amigos, sus admiradores.
Ha expuesto en innumerables espacios, pequeños y grandes formatos, individual y colectivamente. Nueva York, Frankfurt, Madrid, París, Colonia, Sevilla, Londres, Berlín, Valencia, Bolonia, Granada, Zaragoza, Florencia, Barcelona, Düren, Ginebra, Santander, Ucrania, Valladolid, Moscú, Cádiz, Murcia, Múnich, Atenas, Chipre, Pamplona, Menorca, Eivissa y Mallorca en su totalidad, son solo algunos de esos lugares.
En los cuadernos viaje donde toma los apuntes, siempre queda constancia de sus viajes, son delicadas joyas realizadas en dibujo y acuarela. Kenia y Tanzania, Ucrania, Brasil, 1997/2000 Amazonas, Perú, Roma, India, China, Marruecos, Egipto, Berlín, Moscú, Jordania.
Marruecos es uno de los países que más ha visitado ya que dice sentirse atraído por sus ambientes, sus mercados, sus hábitos, sus gentes y su arco iris de colores le proporcionan una energía que difícilmente puede obtenerse en otro lugar del mundo, esa sensación en la que parece que se ha detenido el tiempo.
En 2023 marchó a China de la mano del artista Carlos Morell Orlandis que le ofreció la posibilidad de asistir a la Universidad de Shanghái, donde Morell ejerce como profesor. Allí preparó para alumnos y profesores dos clases magistrales, planteadas sobre la ejecución de su técnica. Curiosamente en esa fecha coincidió con su cumpleaños y los alumnos le dedicaron una fiesta y posteriormente los profesores, agradecidos e impresionados por las explicaciones de Maraver. Le invitaron a exponer en la Feria de Arte de NINGBO.
Ese mismo año con la ONG Llevant en Marxa, viajaría a Etiopia y viniendo de un lugar tan avanzado como Shanghái le impactó el contraste. Acompañó durante once días a un grupo de médicos y enfermeras visitando a la población Mursi, tribus indígenas que desconocen la tecnología y siguen viviendo de manera rudimentaria como lo hacían sus ancestros, con sus rituales y tradiciones. Estas vivencias acercan a Maraver a la tierra, a las raíces, a filosofías de vida remotas para que luego las plasme con emotividad sobre lienzos y soportes de tamaños de todo tipo, usando texturas, pigmentos, látex, lápices, barnices, polvo de mármol, metales, arenas, paja, cenizas, aceleradores entre otros materiales.
Maraver sigue asombrándose con escenas atávicas, donde puede vislumbrar el latido de un ser humano que habita alejado de los futuros tecnológicos.
Es recomendable la lectura del libro escrito por Pere Joan Martorell; “El viatge infinit”, fotografías, anotaciones y comentarios en el que a modo de extraordinario y extenso documento recoge partes esenciales de sus andanzas.
Viajar le ha enriquecido, como persona y como artista, agudizando el ojo que absorbe el catálogo de tonalidades que la naturaleza otorga a cada paisaje, a cada ciudad y a cada pueblo. Se ha curtido con las vivencias, aprendiendo a observar, a conversar, a estudiar costumbres y rituales que provienen de siglos atrás.
El mismo y eso que por regla general los artistas no suelen definirse, se analizó brevemente refiriéndose a dos de sus pasiones, el arte y viajar: “Soy un buscador de culturas, imágenes y vivencias. Viajar es aprender, es saber. Mi trabajo consiste en llevar a cabo un juego exploratorio entre el color, la densidad de la materia y el espacio”.