Luis Maraver

LUIS MARAVER 

Con motivo del cuarto aniversario de Kairoi Art Digital Museum, hemos querido dedicar nuestro reconocimiento a un artista sevillano, residente desde hace más de treinta años en el pueblo de Binissalem; el pintor y escultor Luis Maraver. 

Luis Maraver Moreno nació en una llanura marismeña del Guadalquivir, Isla Mayor, en el parque natural de Doñana un 27 de octubre de 1957. 

De niño jugaba por aquellos caminos llenos de polvo tierra y se quedaba parado observando el cielo y unas nubes color plata que hoy en día flotan en sus pinturas.

La familia se trasladó temporalmente a Puebla del Rio y de ahí a Morón de la Frontera donde residieron durante siete años. Viniendo de aquel paraíso solitario, le costó acostumbrarse a la nueva población tan transitada, sobre todo por la ubicación de una base americana. 

En ese tiempo ya le gustaba el dibujo y la pintura. 

Consiguió una beca que le permitiría ampliar sus conocimientos de plástica. Siempre realza la figura de su madre que quedó viuda muy joven, teniendo que criar ella sola a sus cuatro hijos.

En 1972 y por propuesta de un familiar deciden viajar a Mallorca, donde toda la familia se acomodó fácilmente, encontrando casa y trabajo. 

En esa etapa se topa con un hombre que transporta cuadros. La casualidad hizo que conociera a Pascual de Cabo y que fuera él, quien tras escuchar su historia le alentase a pintar.

Siempre le ha agradecido aquel ánimo, aquellas enseñanzas, aquella amistad y que le presentase a personas que a lo largo del tiempo serían fundamentales en la carrera de Luis Maraver, como Joan Mesquida o Miquel Reus. Ellos y al empresario Toni Ferrer a quien conoció posteriormente. 

 

Y llegó su primera exposición…

Sería en la Galería Moyá de la calle Concepción. La semana anterior fue algo accidentada, porque tuvo que acabar de pintar algunas de la piezas de esta colección, al mismo tiempo tuvo que suplir a un amigo que había sufrido un accidente de trabajo. Por ese motivo en esos días también repartió cervezas. Pero eso quedó en una anécdota, nada impidió el gran éxito de la primera muestra.

 

Pronto llegó una siguiente, en el Círculo de Bellas Artes y a partir de ahí  hasta nuestros días. Exposiciones en diferentes ciudades de todo el mundo y también viajes que han influido en la elaboración sus obras, viajes que le han inspirado y enriquecido como él dice. Posee un amplio archivo documental visual y literario en sus cuadernos de viaje que comenzaría en 1981 en su primera visita a Paris. 

Años después, le ofrecen una invitación para germinar una gran experiencia gracias a su amigo Joan Mesquida que se había reunido con el alcalde de Puebla del Rio, convenciéndole de que Maraver era un artista excepcional. En esos días conoce a quien se ocupaba de las gestiones culturales del ayuntamiento, “El Grande” que se convierte en su inseparable amigo desde entonces, al que define como su guía de viajes. 

Treinta días entre los humedales. Es el lugar donde nació y ahora tiene la oportunidad de reencontrarse con sus raíces. Pintando de día y hasta bien entrada la noche, rodeado de mosquitos, bichos, pinares, pastizales, en una de las mayores diversidades de fauna de España. 

Un trabajo apasionante en Doñana que describe en su diario como; verano de 1989…

Fue un encuentro con su pasado, ubicado en una casa en la Dehesa de Abajo, trabajando en soledad, donde el pasado de las lagunas y canales se encontraba ahora con las nuevas extensiones de arrozales.

1990 se presentó como un año impetuoso para sus intereses, ya  que de la mano de Galería Bennàssar prepararía una colección que presentaría en Arco, con una de esas obras que crearía en Doñana. El artista recuerda esos días por la difusión de su actividad, siendo protagonista en el informativo de TVE donde le entrevistaron como el mejor artista joven en la Feria de Arte Contemporáneo (Arco), resaltando que se habían vendido todas sus obras. Gracias a esa aparición consiguió numerosos contactos que impulsaron su carrera y conoció a Manolo Escobar que era un aficionado al arte, surgiendo una entrañable amistad que perduraría hasta su muerte. Ese mismo 1990 pasaría tres meses en Nueva York realizando una pintura sobre hormigas que tituló “Más de 1.000” y que adquiría un prestigioso coleccionista. Conoció a Roy Lichtenstein, relevante artista del arte pop, dibujante, escultor y músico de jazz que casualmente también nació un 27 de octubre. Se entrevistó personalmente con el galerista Leo Castelli quien podía presumir de haber tenido el lugar comercial de arte más destacado del mundo, entre Madison y la 5ª Avenida de Nueva York. En ese periodo conocería a la actriz estadounidense Lauren Bacall. Nueva York le abrió los brazos y le embaucó haciéndole sentir que tocaba el cielo, pero aquel ritmo era muy acelerado y difícil de soportar.

Toma la acertada decisión de regresar a Mallorca para fortalecer la relación sentimental con Pilar, el amor de su vida. Se ubicaron en Binissalem, Pilar, su hija Marina y Luis, posteriormente nacieron los hijos de ambos, Luis y Alejandro. 

Su lista de exposiciones sería interminable, como lo son sus viajes, sus anécdotas, sus peripecias, sus amigos, sus admiradores. 

Ha expuesto en innumerables espacios, pequeños y grandes formatos, individual y colectivamente. Nueva York, Frankfurt, Madrid, París, Colonia, Sevilla, Londres, Berlín, Valencia, Bolonia, Granada, Zaragoza, Florencia, Barcelona, Düren, Ginebra, Santander, Ucrania, Valladolid, Moscú, Cádiz, Murcia, Múnich, Atenas, Chipre, Pamplona, Menorca, Eivissa y Mallorca en su totalidad, son solo algunos de esos lugares. 

En los cuadernos viaje donde toma  los apuntes, siempre queda constancia de sus viajes, son delicadas joyas realizadas en dibujo y acuarela. Kenia y Tanzania, Ucrania, Brasil, 1997/2000 Amazonas, Perú, Roma, India, China, Marruecos, Egipto, Berlín, Moscú,  Jordania. 

Marruecos es uno de los países que más ha visitado ya que dice sentirse atraído por sus ambientes, sus mercados, sus hábitos, sus gentes y su arco iris de colores le proporcionan una energía que difícilmente puede obtenerse en otro lugar del mundo, esa sensación en la que parece que se ha detenido el tiempo.

En 2023 marchó a China de la mano del artista Carlos Morell Orlandis que le ofreció la posibilidad de asistir a la Universidad de Shanghái, donde Morell ejerce como profesor. Allí preparó para alumnos y profesores dos clases magistrales, planteadas sobre la ejecución de su técnica. Curiosamente en esa fecha coincidió con su cumpleaños y los alumnos le dedicaron una fiesta y posteriormente los profesores, agradecidos e impresionados por las explicaciones de Maraver. Le invitaron a exponer en la Feria de Arte de NINGBO.

Ese mismo año con la ONG Llevant en Marxa, viajaría a Etiopia y viniendo de un lugar tan avanzado como Shanghái le impactó el contraste. Acompañó durante once días a un grupo de médicos y enfermeras visitando a la población Mursi, tribus indígenas que desconocen la tecnología y siguen viviendo de manera rudimentaria como lo hacían sus ancestros, con sus rituales y tradiciones. Estas vivencias acercan a Maraver a la tierra, a las raíces, a filosofías de vida remotas para que luego las plasme con emotividad sobre lienzos y soportes de tamaños de todo tipo, usando texturas,  pigmentos, látex, lápices, barnices, polvo de mármol, metales, arenas, paja, cenizas, aceleradores entre otros materiales. 

Maraver sigue asombrándose con escenas atávicas, donde puede vislumbrar el latido de un ser humano que habita alejado de los futuros tecnológicos. 

Es recomendable la lectura del libro escrito por Pere Joan Martorell; “El viatge infinit”, fotografías, anotaciones y comentarios en el que a modo de extraordinario y extenso documento recoge partes esenciales de sus andanzas. 

Viajar le ha enriquecido, como persona y como artista, agudizando el ojo que absorbe el catálogo de tonalidades que la naturaleza otorga a cada paisaje, a cada ciudad y a cada pueblo. Se ha curtido con las vivencias, aprendiendo a observar, a conversar, a estudiar costumbres y rituales que provienen de siglos atrás. 

El mismo y eso que por regla general los artistas no suelen definirse, se analizó brevemente refiriéndose a dos de sus pasiones, el arte y viajar: “Soy un buscador de culturas, imágenes y vivencias. Viajar es aprender, es saber. Mi trabajo consiste en llevar a cabo un juego exploratorio entre el color, la densidad de la materia y el espacio”. 

Entre sus aficiones, confiesa que le agrada el cine, la lectura, visualizar algunos acontecimientos deportivos y compartir mesa con sus amigos. 

A sus telas y sus esculturas ha otorgado corazón, fibra, musculatura, órganos, células y esa identidad que permite relacionar cualquier detalle con la sapiencia de este artista, construyendo escenarios en los que la iconografía, la mística y la simbología acompañan las nubes cenicientas, los cielos plomizos, a las misteriosas pirámides, a los áridos desiertos, a los rostros de seres de la India, a niños corriendo por la orilla del Amazonas,  o esos elementos y personajes que incrusta deliberadamente en el grueso de la materia, Wally, Bart Simpson, Spiderman. Su pintura nunca ha perdido la frescura. Se ha postulado como una técnica conceptual que se identifica por sí misma y en la que pueden leerse versos impresionistas, expresionistas, neoexpresionistas, abstractos, futuristas, físicos y químicos.

Un leve recuerdo que nos traslada a sus inicios nos permite conocer que se interesó por la pintura impresionista de Joaquin Mir, por la libertad y la intuición que aplicaba a sus trabajos, posteriormente por Claude Monet y por la pintura matérica del Neo expresionista Anselm Kiefer de quien se considera fiel admirador. En sus memorias recuerda el impactó que le produjo la primera exposición que visitó de Tapies y la amistad que le unió al escultor de Felantix, Jaume Mir, con quien aprendió a admirar la escultura.  

Luis reconoce ser un hombre leal a quien ha confiado en él, como es el caso de su relación especial con la Galería Bennàssar que fueron quienes le dieron la oportunidad de exponer en Arco. 

Nos comenta que tras más de cuarenta años dedicados a la pintura, pinta lo que quiere y sigue teniendo la misma  sensación que cuando se puso por primera vez con sus pinceles delante de una tela en blanco. 

Gracias por formar parte de la familia Kairoi Art Digital Museum y hacerlo en una fecha que señala nuestro cuarto aniversario.

Para más información…      www.kairoi-art.es

Texto: Xisco Barceló

Fotografías: María Valiente