El pintor Ferrer Guasch, más allá de los blancos

El año que Vicent Ferrer Guasch nació en aquel entonces un pequeño pueblo de pescadores y casitas blancas a orillas del mar, San Antonio de Portmany (Ibiza), el puerto de la ciudad había acogido la ceremonia del bautizo marítimo de Pedro. Décadas después, el artista ibicenco inmortalizaría este velero a través de su cámara fotográfica y sus pinceles así como muchos otros barcos y astilleros del puerto principal de la isla.

Dos años después del nacimiento de Ferrer Guasch en 1917, otro pintor visitaba la isla. Era Joaquim Sorolla y se le conocía como el maestro del color y de la luz y tanto él como Narcís Puget Viñas o Josep Tarrés influyeron en la obra del pintor de los blancos.

La primera vez que su nombre apareció en la prensa local fue en junio de 1930, cuando junto a otros compañeros de estudios finalizó el bachillerato y Diario de Ibiza lo recogió. Dos años después, a principios de enero de 1932, cuando aún no había cumplido los 15 años, ya presentó siete caricaturas en una exposición colectiva de artistas novatos en la sociedad cultural Ebusus, donde expondría tantas veces a lo largo de su vida. Así empezó su carrera artística.

En las décadas posteriores, además de publicar artículos sobre arte y exposiciones o asuntos locales, expuso tanto en el resto del estado como en otros países.

El artista supo pintar la luz de Eivissa que rebotaba en las paredes, en las casas, en las iglesias y sus campanarios. A toda esta sinfonía añadió el azul el mar y, de vez en cuando, una figura humana que participa del silencio que exuda su obra.

La obra de Ferrer Guasch deja muy clara su procedencia geográfica: el Mediterráneo y una isla, Ibiza. Pero aunque es el pintor que mejor ha sabido expresar las texturas de las paredes de cal y aunque sus aceites nos enseñan también que hay muchos blancos, su obra es más que eso.

Como otros artistas, salía a la calle para pintar, pero él también se ayudó de la fotografía para reproducir detalles de lo que veía y quería contar: <<yo somos un pintor impresionista>> Hoy, este archivo fotográfico forma parte del fondo del Archivo de Imagen y Sonido Municipal de Eivissa (AISME) gracias a la generosidad de sus hijas.

En definitiva, su legado pictórico es una prueba de cómo el pintor Vicent Ferrer Guasch quiso experimentar y evolucionar desde el impresionismo al cubismo, con los colores del Mediterráneo como horizonte.

Fanny Tur Riera

En los retratos, capta la esencia de cada uno de sus protagonistas con una inusitada habilidad. Llegó a pintar más de dos mil retratos: niños, jóvenes, intelectuales, aristócratas, empresarios; y sobre todo, personajes anónimos. Durante un tiempo en Madrid lo bautizaron como “el pintor de la Corte” debido a la ingente cantidad de retratos que allí realizó.

En sus acuarelas muestra una técnica muy depurada y de gran pulcritud. Sus obras son cálidas y lumínicas, utilizando una notoria amalgama de cromías en perfecta conjunción, recreándose en un universo idílico de formas y colores. Los paisajes, marinas y personajes, son cribados por su filtro óptico y plasmados con maestría y delicadeza a través de su pincel. Perfección y armonía son comunes denominadores de su extensa y rica obra.

Posiblemente la labor que mayor trascendencia y reconocimiento le ha reportado, y cuya profusión sigue vigente en nuestros días, haya sido la colaboración que tuvo a partir de 1929 con el Fomento de Turismo de Mallorca. En 1930 esta ilustre Entidad distribuyó miles de carteles, folletos y series de postales en varios idiomas, reproduciendo una cuantiosa serie de acuarelas de Erwin Hubert en toda España y en el extranjero.

De manera oficial supuso la primera campaña publicitaria a gran escala del inicio del turismo mallorquín; y Hubert, de forma instantánea, se convirtió en el principal y único ilustrador de la “Isla de la calma”, como décadas antes había bautizado otro gran artista, Santiago Rusiñol.

Desde entonces, E. Hubert pasó a ser el referente de la imagen de Mallorca. Sus ilustraciones (marinas, paisajes y escenas costumbristas) serían una constante en portadas de libros, guías turísticas, carteles y publicidad en general.

Mallorca debe mucho a los artistas que han recalado en ella, y muy especialmente a Erwin Hubert. Inicialmente de la mano del Archiduque Luis Salvador y después, gracias a la colaboración con Fomento de Turismo de Mallorca, convirtiéndose por mérito propio en un exquisito embajador de nuestro pequeño paraíso. Y como todo gran artista, lo hizo con temple y mesura, con sobriedad y constancia, y sobretodo con amor incondicional a la isla que le vió crecer y triunfar, y en un fatídico accidente, perecer.

Damián Verger Garau

Perito Judicial en Arte y Antigüedades y Crítico de Arte.

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