Hermen Anglada Camarasa

Hermen Anglada-Camarasa fue un pintor nacido en Barcelona en 1871 y fallecido en Port de Pollença en 1959. Su carrera artística se inició en Catalunya pero se desarrolló en París, donde quedó cautivado por la vida nocturna y las escenas que la ciudad le ofrecía. En París, desarrolló un estilo propio que pronto lo hizo famoso a nivel internacional. Ganó numerosos premios y vio sus obras expuestas en toda Europa, Rusia, Argentina y, más tarde, en los Estados Unidos.

En 1908, realizó un viaje a Mallorca y quedó impresionado por la luz y los colores de la isla. Realizó estancias más largas en Port de Pollença, si bien siempre acababa regresando a la gran ciudad. En 1914, con dieciocho de sus obras expuestas en la Bienal de Venecia, decide prolongar su estancia en Pollença y finalmente establecerse en el pequeño puerto pesquero, dejando atrás su pasado cosmopolita y dedicándose con entusiasmo a capturar e interpretar la luz y el paisaje mediterráneos en clave decorativa, una máxima en sus ideales pictóricos.

La escenografía de Pollença es espléndida, variada y cambiante. Los colores que en París tenía que generar con juegos de luces artificiales se le presentan espontáneamente y se deja llevar por los placeres que le ofrece la Naturaleza. Además, la tranquilidad de Pollença, la vida sencilla y el contacto con los habitantes locales, con quienes comparte actividades de ocio, le ofrecieron una paz interior que no había experimentado antes. Amigos y conocidos de París le visitan para disfrutar con él de aquel enclave privilegiado, creando redes locales y estructuras que contribuyeron al incipiente turismo en la zona. Una vez hundidas sus raíces en ese lugar, adquirió tierras donde plantó árboles frutales y creó un jardín personal que inspiró muchas de sus pinturas. Durante estos años, su obra se dio a conocer en varias ciudades españolas y encontró un nuevo mercado en los Estados Unidos.

Sin embargo, la Guerra Civil Española lo encontró casualmente fuera de la isla, en Barcelona, presentando una exposición de paisajes, y debido a sus antecedentes republicanos, tuvo que posponer su regreso. Viendo cómo se desarrollaban los hechos, y después de una estancia en el Monasterio de Montserrat, en 1939 se exilió a Francia con su esposa y su hija. Aunque inicialmente tenía la intención de viajar a América, la ocupación alemana de París le obligó cambiar a abandonar la capital y finalmente se estableció en un pequeño pueblo en la región de Nièvre, en el centro de Francia. Aun teniendo dificultades para pintar y el constante deseo de regresar a Mallorca, no fue hasta 1948 que pudo obtener el visado que le permitió regresar a su pequeño paraíso en Port de Pollença, que había abandonado sólo por unos días hacía 12 años, donde vivió felizmente hasta su muerte en 1959.

Silvia Pizarro. Historiadora del Arte

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