Ibiza, naturalmente. Colección Joan Torres

Ibiza, naturalmente. Porque la luz que llena los lienzos de este medio centenar de óleos no podría ser de ningún otro lugar en el mundo. Ibiza, naturalmente. Porque las pinceladas de todos ellos (o casi) muestran la Ibiza más auténtica, aquella que se perdió por el camino y que ahora sólo podemos ver asomándonos a las ventanas eternas de quienes la pintaron. Ibiza, naturalmente.

 Porque incluso en aquellos cuadros (pocos) en los que no aparece la isla, en los que los trazos viajan a Menorca, Perú, París, Marruecos o Venecia, su reflejo sigue ahí. Ibiza, naturalmente. Porque ahí nacieron o llegaron, vivieron o murieron, se quedaron o se marcharon, pintaron y pintaron y pintaron todos ellos. Laureà Barrau, Voldemar Boberman, Vicent Ferrer Guasch, Bartolomé García Tur, Ignacio Gil, Joan Llaverías, Anselmo Miguel Nieto, José Pardo Forteza, Toni Pomar, Chico Prats, Narcís Puget, José A. Roberto Torrent, Adrián Rosa, Rigoberto Soler, Mario Stafforini, Josep Tarrés y  Médard Verburgh. Ibiza, naturalmente. 

Porque pocas colecciones la muestran con tantos colores y texturas.

Y desde tantos puntos de vista. Desde los mil blancos de Ferrer Guasch a los terracotas pegados a la tierra de Puget pasando por la serena oscuridad de Boberman y los vibrantes tonos de Llaverías.

De las escenas casi cazadas al vuelo deBarrau a las composiciones en varios planos de Ignacio Gil. Del trazo limpio de Soler a las pinceladas cargadas de Stafforini. Ibiza, naturalmente. Porque es un paseo por sus rincones.

El puerto, las casas encaladas, los mercados, las calles de la Marina, las chumberas, los islotes, los templos, los almendros en flor, el patio de armas, el Puig de Missa casi virgen, las calles de Dalt Vila Y por su gente. Las mujeres en misa, los pescadores reparando las redes, las chicas saliendo de misa, los payeses con sus cabras, la familia que come reunida en la cocina, el sonador en un día de fiesta, los niños que trepan por las faldas de una mujer, el hombre que sacia su sed con el agua de un botijo Ibiza, naturalmente, de los años 20 del siglo XX a los estertores de la pasada centuria. Ibiza, naturalmente. Porque las paletas de todos ellos conservaron para siempre la isla que fue. Y la que, en algunos momentos, en algunos rincones, aún se atisba. Disfruten del paseo por Ibiza, naturalmente.